No conforme con taparme el monitor, me tira la webcam.
Me pasaron un par de cosas muy locas, que me hicieron dar cuenta de varias cosas (para mejor, por suerte).
Lástima que ninguna de esas cosas muy locas que me sucedió fue “estudiar más de 2 horas seguidas” (CBC, easy way out, nos vemos en un mes supongo).
A pesar de lo que dije en este post (que tienen razón, lo declaro totalmente invalido; sí voy a postear ciertas cosas en otro lugar pero para darle un tono diferente a ese ámbito), me encantaría hablar de ellas, pero no lo voy a hacer. Porque no.
Más o menos desde marzo de 2008 comencé una cuesta arriba en la subida de peso. Aumenté unos 7-8kg. en menos de diez meses, lo cual no me gustó para nada. Me hice controlar por una nutricionista (casualmente, en ambas fechas), y si bien estoy “en mi peso” (aún con el aumento desproporcionado, no estoy en riesgo de salud ni nada, y físicamente no estoy “gordo”), no me gusta para nada la pancita que tengo cuando me siento :P, y tampoco me gustan mis abdominales (que no tengo).
Hice natación unos dos-tres meses, y la nutricionista también me recomendó hacer pilates (sobretodo por el tema de la panza, me dijo ese ejercicio me la iba a distribuir, o alguna saraseada de esas). Hoy empecé pilates.
Y no sé por dónde empezar. No sé si sentirme demasiado puto, porque era el único hombre; no sé si sentirme como un blandengue porque los ejercicios me costaron horrores (los que pude hacer), y porque mi cuerpo (brazos, piernas) temblaban como la puta madre al intentar mantenerme estático/en equilibrio; no sé si sentirme raro porque creo que me cogí a una pelota de goma; simplemente no sé… jamás fui elástico, ya cuando hice Karate (desde los 5 hasta los 12 años) me había dado cuenta de eso. Espero que ahora con más práctica pueda revertir esa falencia…
Para intentar sacarme los malos recuerdos, cuando terminé la clase hice 10′ de bicicleta (estaba cansado loco :P), y empezó a sonar en la radio “Man, I feel like a woman”… fucking timing.
Igual, seguro mañana vuelvo.
No sé por qué razón en mi casa no se suele tomar mate. Desde chiquito, siempre que tomé mate fue fuera de casa, y me sentía marginado a veces de no compartir esa tradición argentina (?).
Hace un tiempo ya que quería empezar a tomar mate por mi propia cuenta. Hasta le pedí a alguien que me comprara un mate y todo (no por rata, pero para darle un valor sentimental al mate :P), pero jamás lo hizo. Mejor, ahora pienso que no lo usaría jaja.
Cuando fui de viaje a Chile (sí, tengo que subir las fotos y hablar mínimamente, ya sé; pero recuerden que también tengo que subir las fotos del viaje a Brasil en marzo del año pasado ;D) aproveché y vi unos mates lindos y baratos (1500$ chilenos, unos 9$ argentinos), y me compré uno. El hombre me dijo que para poder ponerle líquidos calientes, había que “curarlo”. La “cura” consistía en ponerle algún licor/aguardiente durante una semana, para que la madera absorbiera el mismo (luego tendría el olor del licor). Ni lento ni perezoso, ni bien llegué lo llené de Gin al mate. Y a los dos días…
Te tiraría el mate por la cabeza, puto.
El ámbito de este blog no me parece a veces el propicio para hablar de cosas muy personales que nadie entienda y sólo hagan sentido en mi cabeza, pero a veces utilizo el blog más que nada como un diario íntimo con candado que nadie más pueda escribir en él.
Como creo que esos posts rompen con la aburrida monotonía de los posts que suelo escribir en general, voy a dividir donde escribo en dos partes. Una parte no van a saber dónde está :P, no voy a avisar que estoy escribiendo ahí, quizás algunos se den cuenta, quizás no… no podría importarme menos.
La otra parte, en la que estoy escribiendo actualmente, voy a tratar de que siga tan aburrida e inútil como siempre 😀 (pero al menos, más entendible y menos personal!).
Este adiós, no maquilla un “hasta luego”,
este nunca, no esconde un “ojalá”,
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo
estas vísperas, son las de después.
A este ruido, tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón, podrido de latir
este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos no lloran más por ti.
Ayer terminé de leer este libro de Scott Adams, creador de Dilbert, la tira cómica que supongo que conoce la mayoría de ustedes (y si no la conocen, debieran). La idea del libro es hacer predicciones sobre el futuro, siempre plagadas de sarcasmo y humor, como es usual en sus tiras. Hace predicciones sobre los temas más variados: el envejecimiento, tecnología, vida en otros planetas, democracia y capitalismo, relaciones sexuales, trabajo, marketing, malos y buenos trabajos en el futuro, “cosas sociales”, y cosas que no van a cambiar (las aerolineas y las bicicletas).
Las predicciones (que son unas 65 en total), suelen ser formuladas en una frase o dos, luego de una amplia introducción “teórica” y explicación de cada una de ellas. Algunas son completamente delirantes, y otras parecen ser muy posibles (si es que ya no ocurrieron ;)).
En el resto del post hago algunos extractos (todos en inglés) del libro que me llamaron la atención… para que lo tengan presente, fue escrito en 1997. (more…)
Y ni siquiera es identificable que haya sido en Bariloche. No me gusta salir en las fotos, así que es muy posible que no me vean en ninguna foto (cuando las postee; tendré que conseguir un medio alternativo a Flickr, o upgradear a Pro, no sé), salvo ésta. Como el hombre al que le alquilamos la casa trabaja en computación, tiene esto que estoy usando:
Hace poco más de una semana vi “Yes Man” (“Sí Señor”), con Jim Carrey como principal protagonista. Es una película en la que vuelve bastante al humor “bobo” (el físico, gestual) que hacía hace mucho tiempo, que es lo que mejor le sale y con lo que se hizo famoso. Me hizo acordar un poco a “Mentiroso Mentiroso” (quizás estoy mandando fruta, pero me dio esa impresión).
Cuenta la historia de un hombre al que le sale prácticamente todo mal en la vida, y que tenía costumbre decir “No” a todo. No a los préstamos que le pide la gente en su laburo (trabaja en un banco), no a sus amigos para salir, no a los mendigos para darles monedas, etc.
Todo eso, hasta que atiende un seminario en el que le obligan a empezar a decir “Sí” cada vez que originalmente tuviera un “No” planeado para responder. Esto empieza a cambiar su vida, trayéndole siempre (aunque en un principio no parezca) cosas buenas.
Una trama un poco cliché, pero lo que más me interesó de la película es que tal vez sea algo que debería practicar yo mismo. Estoy muy acostumbrado a decir que “no” a todo, al salir, al ofrecérseme nuevas oportunidades, y eso probablemente me “corte las alas”, me impida progresar, haga que me pierda muchas chances, etc. Algo que debería hacer… de ahí a que lo haga…