Al menos se quedó con la mascota al final, peludita y abrazable.
Vía Denken Über.
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Uhh, es lo más triste que he visto en mucho tiempo.
Pobre mina, que vergüenza.
Pobre flaco.
Y… tampoco convengamos q era un galanazo el muchacho… si con una mano tenia el microfono y con la otra, un vaso de birra!!
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