Estábamos en clase Introducción a la Dirección Coral I (o Práctica Coral IV, cada uno le dice como quiere), y el profesor le estaba diciendo a la alumna que pasó que intente mostrar con la cara el carácter de la pieza que quería transmitir.
En este caso era un carácter “triste”, y le dijo a la chica que su cara transmitía indiferencia. Ahí le dije “Hay algo más triste que la indiferencia?”, y me aplaudió el resto de la clase, cagándose de risa (!?).
Pero realmente es algo que pienso, la peor arma que pueden usar contra uno es la indiferencia. Hablar y que al otro no le importe, que no responda (o que lo haga escuetamente, sin responder nada en concreto), intentar ser parte de algo y no lograrlo, no hacer un cambio, no importar.
Me pasó el otro día con mi hermano Sebastián, al que le contaba mi situación con el Colegio, y yo hablaba y hablaba y él me respondía con un “ajá”, como si no me estuviera escuchando. Y me dolió. Sabía que lo hacía a propósito igual (le dije que la indiferencia era lo peor que me podía mostrar, y me dijo “ajá” :P), pero dolió de todas formas.
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