Porque decir las cosas en voz alta es el primer paso para aceptar que son verdad, inevitables, y que debemos afrontarlas sí o sí…
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Seamos evidentes
Intenciones fáciles de adivinar, una obviedad imposible de evitar, tal vez simplemente porque cueste hacer las cosas como se deben. Y let’s pretend we don’t exist, let’s pretend we’re in Antarctica. ][
Y lo único que querés es que te dejen en paz.
qué iba a decir?
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I wish life was a TV show
that way, I would have taken the initiative for the first time in my life, and eat.your.fucking.mouth.
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El problema
No es querer fumar y no tener un pucho. Es querer fumar, tener el pucho, pero no el encendedor, y ser tan obsesivo self-sufficient que no soy capaz de pedirle fuego a alguien en la calle.
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You’re so vain
Y a veces vemos en una lista de contactos de algún IM un mensaje sin (aparente) receptor, un pedazo de canción suelto, unos versos perdidos. Se puede encontrar algo así también en algún blog (de esos raros, escondidos), beneficiándonos de que la extensión del medio es mucho mayor. El pedazo de canción termina siendo una canción; los versos el poema; nos podemos también encontrar con una carta sin destinatario para el lector (pero el creador de la misma sabe bien para quién es: un objeto, un instrumento, una (ex)pareja, una mascota, un amigo, un familiar, una ciencia, lo que sea).
Y al leer eso, depende de qué diga el mensaje, y quién lo escribió tomamos posturas diferentes, desde el “Sigamos viendo la lista” (a.k.a. “Who cares?”), hasta un “Quién será?”. Si la cercanía con la persona más que cercanía es lejanía, no pasa a mayores; si en cambio es cercano y nos importa sentimentalmente (a.k.a. le queremos dar), nos encantaría creer que somos nosotros los receptores de esos textos. Y ahí es cuando
(la versión de The Feeling para el CD Established 1967 de Radio 1 de la BBC se la banca mucho más, pero esto es lo mejor que pude encontrar)
(o tal vez sea sólo yo, que me encantaría tener algo con vos).
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La generación Google
Estaba intentando resolver los ejercicios más fáciles de Análisis I (sí, estoy cursando Análisis II y me pongo a estudiar Análisis I; sin entender bien eso, que me cuesta un huevo, no voy a poder entender lo que le sigue), y no me salían.
Es algo que me sucede habitualmente, desde hace un tiempo. Por eso me cuesta tanto sentarme a hacer ejercicios: no me salen, me frustro, empiezo a pensar por qué estoy estudiando esto (¿es lo que quiero?) y se forma un círculo vicioso, una bola de nieve, una avalancha en mi cabeza, que me impide concentrarme, y que hace que a la menor excusa me aleje lo más rápidamente posible de los apuntes, la guía, la hoja desprolija y tachada (y en blanco).
Me gustaría creer que esto sólo ocurre con la matemática, pero no, se traslada a todas las otras áreas (música por ejemplo, que tengo materias colgadas en el Conservatorio; un fallido intento de pasarme a abogacía, porque me dio paja leer los apuntes y estudiar para los exámenes de UBA XXI que son lo más simple del mundo; Olimpíadas de Biología y Química, que me fue “aceptablemente bien” estudiando poco, y me podría haber ido muy bien si me ponía mínimamente las pilas). Por lo que estoy bastante jodido, con una gran pared mental (¿física?) en el camino, que me jode la vida e impide progresar.
En otra época tenía ese “hambre científico”, que fue el que me hizo interesarme por la música, medicina, química, biología (el gusto por la abogacía no salió de ahí, sino del placer que me genera discutir, argumentar, ganar una batalla sólo con palabras). Y por alguna razón me puse a pensar en lo que dijo una compañera de trabajo: “te malacostumbraste a buscar todo”.
Cuando era chico me gustaba utiliazr “trucos” y “guías” para los juegos; no tanto por una deficiencia mental sino para evitar la posbilidad de perderme algo (y por fiaca, por supuesto). A fines de 3er. año, octubre del 2004, conseguí banda ancha (el período 1998-2004 fue una mezcla entre Cybers y dial-up), y todo se simplificó aún más. Si tenía alguna duda, simplemente entraba a Google y la buscaba. Afinando un poco las keywords que utilizaba para buscar, siempre encontraba todo (y es aún hoy que me considero, estúpida y futilmente tal vez, un gran googleador, y que si no encuentro algo, probablementeno exista).
Y así fue progresivamente cómo fui relegando mis funciones mentales a “la nube”, a máquinas., fuera de mí. De a poco, calculo, fui perdiendo mis habilidades racionales para convertirme simplemente en algo conectado a otro algo (mucho más poderoso, inteligente, omnipresente).
Y por eso soy de “La Generación Google”. La mayoría de los problemas de la vida real (académicos particularmente) no los puedo resolver escribiendo una frase formada por palabras bien elegidas y haciendo dos clicks. Debo recuperar de alguna forma las habilidades que en otro momento tuve, y parecían muy prometedoras (o al menos así me lo hicieron creer, y me mintieron gran parte de mi vida), esas habilidades uqe dejé de desarrollar. Intento, sin esforzarme mucho ni con las ganas suficientes, pero siempre vuevlo al círculo vicioso que describí antes, que me consume, desgasta, y aterra; una frustración constante.
Y me cago en vos, Internet, la reconcha de tu madre, porque me cagaste la vida (y sos la mejor excusa que puedo encontrar, sin poner en juego ni mencionar mi falta de voluntad o mi posible, ya sí, incapacidad mental).
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How weddings (and marriages) should be
Para siempre.
Y así los divorcios. Es sorprendente cómo los yankies bastardean las ceremonias religiosas jaja.