Salir de mi casa para lo de un amigo ni bien está empezando el partido. Situación rara, pero me obligan a hacerlo, a modo de cábala (una rara, pero a mis amigos les gusta seguir esas cosas). Llegar cuando van ~20′ del primer tiempo (sí, pasaron bastantes minutos como para poder decir que efectivamente llegué tarde, así que el hechizo no está roto). Tocar timbre, que me abra el encargado, y subirme al ascensor. Piso 13, en un recorrido que parecía eterno, no está bueno tener que perderme una parte de todos los partidos (contra Grecia perdí sólo un minuto, con todos los demás siempre 15-20′). Sacar la remera de la Argentina de mi mochila, ponérmela, estar por el piso 6 y de repente escuchar gritos por todas partes. No saber qué pasó: ¿fue una jugada de casi-gol?, pero al mantenerse los gritos por varios segundos empezar a creer que algo importante pasó, y unirme a los gritos. Llegar al piso 13, una puerta abierta, y todos festejando, y ponerme a gritar junto a ellos. Llegué en el momento justo.
Y después sufrir cuando estuvieron por anular el gol, pero eso es otra cosa.
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